
Antes de pasar a contar detalladamente todo lo que hay que saber sobre la cerámica japonesa, quería listar los 3 juegos que he comprado por internet y tengo en casa.
- Murfitt, Stephen (Author)
- Oesterritter, Lindsay (Author)
- Bloomfield, Linda (Author)
Navega por el contenido
¿Cómo decides qué cerámica japonesa comprar cuando no sabes nada o casi nada del tema?
La cerámica japonesa está pensada sobre todo para ser usada en la ceremonia del té y en el ikebana.
Hoy en día, cada región tiene sus maestros, que han heredado el horno para cerámica y los estilos de sus antepasados.
Por lo tanto, se trata de cerámica ceremonial y no de platos para usar en el día a día. Además, la cerámica japonesa se divide en varios estilos.
Las piezas históricas de arte cerámico son muy apreciadas por los japoneses, y las más famosas se conservan como tesoros nacionales.
Qué es raku
Raku toca muchas de las cosas que encarna la filosofía zen, especialmente su simplicidad y naturalidad. Es un estilo caracterizado por la cerámica japonesa y se hace de una manera muy especial.
Como ves, se necesita un horno para cerámica como estos para poderlo hacer, aunque existan estas alternativas manuales.
La cerámica Raku es parte de las cerámicas de Kioto, y es fruto del trabajo de la familia Raku, que se especializa en cuencos de té.
Entre las cerámicas de Kioto también está la más famosa y clásica oribe kiyomizu-yaki, que utiliza diseños con distintos patrones.
¿Cómo elegir?
Al enfrentarse a una infinita variedad de estilos, es posible que un novato de la cerámica pueda sentirse abrumado.
Es bastante comprensible que te sientas confundido, ya que una pieza con una superficie perfectamente lisa que nos parece magnífica será la más barata, mientras que otra pieza irregular con un color indefinido puede ser un tesoro para su dueño.
Éste suele ser el caso de la cerámica Raku, que tiene manchas, es basta y de color oscuro.
La idea es que una pieza de cerámica debe adaptarse a tus dedos.
Debe transmitir una sensación de wabi.
Algo parecido a la nostalgia por el deterioro de las cosas con el tiempo.
Un objeto que sea demasiado perfecto se considera frío y carente de las pequeñas imperfecciones que hacen que sea especial.
Así que no te limites a mirar para intentar entender o analizar tu hallazgo: cógelo con las manos. ¿La pieza te inspira alguna emoción en concreto? ¿Tiene un tacto agradable?
Si éste es el caso, entonces es posible que hayas encontrado una pieza única e irreemplazable. Si no, siempre habrá una infinita cantidad de cuencos bonitos y sencillos para el desayuno.
¿Dónde y a qué precio?
Si no vas a Japón, la mejor es tirar de algunas ofertas online. A mí me gustan las siguiente.
- PIEZA ÚNICA | 100% hecho a mano
- Rego, Javier Vives (Author)
Normalmente podrás encontrar lo que necesites en Kioto. La antigua capital era el centro histórico de la producción de cerámica.
También es posible encontrar zonas que trabajan la cerámica en las prefecturas de Gifu y Hyogo.
Sin embargo, Kioto sigue siendo la meca de la cerámica, como pone de manifiesto el Toki Matsuri, un festival de cerámica celebrado en agosto, así como en los mercados locales.
Además del museo de la familia Raku, encontrarás la mayoría de los talleres en Higashiyama.
Muchos de estos talleres ofrecen actividades, como la posibilidad de crear tu propia cerámica, o simplemente decorarla. También puedes visitar sus estudios.
Precios
En cuanto a los precios de la cerámica japonesa, varían mucho.
La cerámica Raku es cara, pero hay otros estilos que pueden ser bastante asequibles a la vez que siguen siendo únicos.
Además, los platos, tazas y objetos modernos serán mucho más baratos.
Es posible que la cerámica japonesa de calidad siempre sea cara, pero es un excelente souvenir. Especialmente si piensas usarla.
Épocas de la cerámica japonesa
La cerámica japonesa abarca los objetos hechos en Japón a partir de barro para modelar endurecida al fuego, es decir, la loza, el gres y la porcelana.
Japón es un país muy arbolado, y allí siempre se ha usado la madera para elaborar utensilios domésticos de todo tipo, tanto en su estado natural como barnizada.
Hasta hace poco, la cerámica y la porcelana no se usaban de forma generalizada en el ámbito doméstico.
Estaba reservada para finalidades especiales como la ceremonia del té.
En la cerámica japonesa se valoran especialmente los defectos accidentales que recuerdan formas naturales.
Periodos Kamakura y Muromachi (1192–1573)
Después de la visita del alfarero Katō Shirōzaemon (Tōshirō) a China en 1227, donde aprendió los secretos de la elaboración de cerámica, hubo un resurgimiento de la cerámica japonesa durante el periodo Kamakura (1192-1333).
Este alfarero se estableció en Seto, Owari (que hoy se encuentra en la prefectura de Aichi), que rápidamente se convirtió en un gran centro de fabricación.
Pronto llegó a haber 200 hornos de cerámica en los alrededores produciendo una gran variedad de objetos, algunos de los cuales se esmaltaban en negro imitando la cerámica Jian de China (llamada temmoku en Japón).
Los primeros objetos estaban dedicados fundamentalmente a la celebración de rituales.
Sin embargo, cuando comenzó el periodo Muromachi o Ashikaga (1338-1573) también se elaboraban cuencos de té, platos, tarros y platillos de uso doméstico.
Los objetos Muromachi eran mucho más sencillos debido a la creciente influencia de la ceremonia del té. Esto era especialmente cierto en el caso de la escuela de culto wabi, que enfatizaba la sencillez rústica.
La cerámica japonesa de estos periodos tiene un esmalte feldespático, pero el esmaltado del periodo Muromachi tiene una calidad más uniforme que el del periodo Kamakura, que tiene una tendencia a presentar marcas de gotas de esmalte cerámico cayendo.
También existe un estilo de transición al que se le suele llamar tenmoku de Seto, y que utiliza un esmalte suave de color amarillento o marrón oscuro.
En esos momentos existía una gran cantidad de hornos, siendo los más importantes los Seis Antiguos Hornos de Japón.
Seis antiguos hornos de Japón
Se correspondían con Seto; Tokoname (también en la prefectura de Aichi), que pudo haber superado a Seto en cuanto a producción.
Bizen (en la prefectura de Okayama), que produjo un excelente gres sin esmaltar desde el periodo Heian hasta el siglo XX.
Tamba (en la prefectura de Kioto); Shigaraki (prefectura de Shiga); y Echizen (prefectura de Fukui).
Los objetos de Seto, especialmente los elaborados para las ceremonias budistas, estaban considerados como la cerámica japonesa de mayor calidad de este periodo.
Periodo Azuchi-Momoyama (1573–1600)
La producción de cerámica japonesa se interrumpió durante las guerras civiles de los siglos XV y XVI.
Hacia finales del siglo XVI, los hornos de Seto fueron trasladados durante un tiempo a la prefectura de Gifu, en la provincia de Mino, donde recibieron la protección del barón feudal (daimyo) de Toki.
La cerámica de Mino fue iniciada por Katō Yosabei, cuyos hijos fundaron otras alfarerías en los alrededores, sobre todo bajo la tutela del maestro de té Furuta Oribe.
También se construyeron nuevos hornos en otros lugares.
De esta forma, aunque la cerámica japonesa seguía siendo importante en la ceremonia del té, su uso para fines ordinarios pasó a estar mucho más extendido.
La inspiración de muchas de las formas y diseños procedió de la región de Mino.
Los últimos objetos elaborados en estos hornos eran mucho menos austeros que los atribuidos al periodo Muromachi.
El motivo es que el culto de la ceremonia del té, que por entonces se había extendido, ya había perdido parte de su sencillez inicial.
Objetos característicos de la ceremonia del té
Entre los objetos característicos de la ceremonia del té en los primeros años del siglo XVII destacan la cerámica Shino, que tiene un esmalte grueso y agrietado.
A veces está ligeramente pintada de azul o marrón; la cerámica de Seto (ki-Seto), cuyo esmalte amarillo agrietado cubre un cuerpo de gres.
En Narumi, en la limítrofe región de Owari, un tipo de objetos asociados con Oribe (este término pasó a ser un nombre genérico para referirse a la cerámica japonesa influida por el maestro de té llamado así), que están esmaltados en blanco, color pajizo, verde amarillento y rojo rosado, con la adición ocasional de algo de marrón.
Hacia finales del siglo XVI la ceremonia del té fue reformada por Sen Rikyū (1521-1591), el maestro de té del dictador militar japonés Toyotomi Hideyoshi.
Sen Rikyū fue responsable de sustituir los (hasta el momento) admirados cuencos tenmoku, procedentes de China, por otros con unos patrones inspirados en los más sencillos objetos coreanos. Su influencia perduró hasta el siglo XXI.
En la década de 1590, Hideyoshi invadió dos veces Corea, y como resultado de estas guerras muchos alfareros coreanos fueron llevados a Japón, donde su influencia en la cerámica japonesa fue considerable.
Un fabricante de azulejos llamado Ameya, quien se dice que había sido coreano, introdujo un tipo de objetos de cerámica cubiertos con un esmalte al plomo y cocidos a una temperatura comparativamente baja.
Su hijo Tanaka Chōjirō y su familia extendieron esta técnica a los cuencos para el té.
Alrededor de 1588 sus objetos llamaron la atención de Hideyoshi, quien les obsequió con un sello de oro grabado con la palabra raku (“alegría”).
De esta forma, la cerámica raku elaborada en Kioto es una de las más famosas de toda la cerámica japonesa.
La forma de los recipientes es extremadamente sencilla: un cuenco ancho con paredes rectas sobre una base estrecha.
En sus inicios, estos objetos eran de color marrón oscuro, pero luego se desarrolló un color rojo anaranjado claro, seguido por el color pajizo en el siglo XVII.
Más adelante se empezaron a usar, entre otros, los colores verde y crema.
Los cuencos para el té atribuidos a los primeros Chōjirō son muy apreciados en Japón.
Los hornos de Karatsu, un distrito situado al norte de la provincia de Hizen, pudieron haber sido creados por alfareros coreanos, ya que en algunos de ellos se nota cierta influencia coreana.
La cerámica de Karatsu comprende una gran variedad de formas y estilos: sin decorar (muji), pintada (e), con manchas (madara), de estilo coreano (con un esmalte grueso y opaco) y con el estilo de Seto (con esmalte blanco).
Los primeros objetos de Karatsu datan probablemente de finales del siglo XVI, aunque a veces se los asocia con una fecha aún más temprana.
La mayoría de los ejemplares que perduran a día de hoy pertenecen al siglo XVII.
Las piezas más valiosas de este tipo de cerámica japonesa se hicieron para la ceremonia del té.
Periodo Edo (1603–1867)
Según la tradición, la primera porcelana japonesa fue elaborada a principios del siglo XVI después de que Shonzui Goradoyu-go trajera el secreto de su fabricación desde los hornos chinos de Jingdezhen.
Otra explicación asegura que Ri Sampei (Yi Sam-p’yong), un alfarero coreano que fue llevado a Japón por Hideyoshi, descubrió arcilla adecuada para elaborar porcelana en el monte Izumi, cerca de Arita (en la prefectura de Saga).
Esta versión es factible, ya que no se ha identificado ningún indicio de porcelana elaborada antes de finales del siglo XVI.
Las primeras piezas de porcelana de Arita estaban decoradas de azul bajo cubierta.
Con un diseño sencillo de una calidad excelente.
Estos objetos pronto se abrieron camino hacia Europa en barcos holandeses, a los cuales se les concedió el monopolio del comercio en 1641.
Algunas de estas primeras exportaciones de cerámica japonesa estaban basadas en la metalistería y la mayólica de Europa.
La familia Sakaida está especialmente vinculada con los hornos de Arita.
El primer miembro de esta familia del que se tiene constancia nació alrededor de 1596 y trabajó en objetos pintados de azul bajo cubierta hasta que la familia aprendió el secreto del uso de los colores sobre cubierta.
Según la tradición, este secreto se lo reveló un chino al que encontraron por casualidad en el puerto de Nagasaki.
La técnica sobre cubierta fue perfeccionada poco después de mediados del siglo XVII.
La familia siguió usándola, y como a muchos de ellos se les llamaba Kakiemon.
En poco tiempo su estilo fue conocido por ese nombre.
La paleta de colores del estilo Kakiemon se reconoce fácilmente: rojo ferroso, verde azulado, azul claro, amarillo y a veces algo de baño de oro.
Además, muchos objetos tienen un borde de color marrón chocolate. También son especialmente frecuentes las formas cuadradas y octogonales.
Los temas usados en la decoración son notablemente asimétricos, ya que buena parte de la superficie de porcelana blanca se deja sin decorar.
Esta técnica y estilo se extendió rápidamente a otras provincias.
De hecho, su influencia en la porcelana fabricada en Europa durante la primera mitad del siglo XVIII fue al menos tan importante como la que tuvo la porcelana china.
Un desarrollo posterior del estilo Kakiemon consiste en patrones de tipo brocado (nishikide) divididos en compartimentos.
Fue sugerido por los comerciantes holandeses, aunque es menos atractivo.
Estos últimos objetos pintados de Arita pasaron a ser conocidos como porcelana de Imari, debido al puerto desde el que se enviaban.
Como ocurría con la porcelana blanca china del siglo XVIII, los objetos japoneses de color blanco se enviaban a Europa, donde eran decorados por holandeses y otros esmaltadores europeos.
Por otro lado, la porcelana de Kutani es de una importancia considerable, pero no era habitual en Europa.
El horno de Kutani, en la provincia de Kaga (que hoy se corresponde con la prefectura de Ishikawa), funcionó durante la segunda mitad del siglo XVII.
Muy apreciada, la porcelana antigua de Kutani (ko-Kutani) está entre las de mayor calidad de toda la cerámica japonesa.
El cuerpo es pesado, próximo al gres, y los diseños son llamativos y con colores intensos.
Este estilo revivió junto a otros cuando los hornos de la zona reiniciaron su funcionamiento a principios del siglo XIX y nuevamente en la década de 1860, lo que dio como resultado el establecimiento de la porcelana de Kutani moderna como una importante mercancía de exportación.
En cuanto a los hornos de Mikawachi, estaban bajo la protección del príncipe de Hirado y elaboraban porcelana principalmente para su uso.
El delicado cuerpo de estas piezas es muy blanco, y suele estar decorado con un estilo en miniatura de color azul bajo cubierta.
En Kioto se imitaban los celadones Song y la cerámica Ming de color verde y rojo.
Por otro lado, en Seto no se elaboró porcelana hasta 1807: los primeros objetos producidos se decoraban con azul bajo cubierta (sometsuke).
En cuanto a los colores sobre cubierta, datan de alrededor de 1835. La fabricación de loza siguió durante los siglos XVII y XVIII, y mucha de ella era destacable por su decoración.
Hacia finales del siglo XVII, Ninsei (Nonomura Seisuke) empezó a trabajar en Kioto y fue responsable de muchos motivos decorativos detallados pintados sobre un cuerpo de loza de color crema cubierto por un esmalte finamente agrietado.
También fueron muy deseadas en Japón (y también producidos en Kioto) las obras de Ogata Kenzan, quien usaba barbotina ligeramente pintada con colores intensos, a menudo como fondo de motivos vegetales.
También eran apreciados los objetos de la familia Dōhachi, famosos por su decoración sobre cubierta.
Siglo XIX y más allá
La cerámica japonesa sufrió una caída en su atractivo durante el siglo XIX, al igual que ocurrió en la mayor parte del resto del mundo.
Es típica de este periodo la porcelana de Satsuma, que no se elaboraba en Satsuma sino en Kioto, y luego se enviaba a Tokio para decorarla especialmente para su exportación.
Los diseños son sobrecargados y de menor calidad, y no hay ninguna duda de que su popularidad retrasó la apreciación del verdadero atractivo de la cerámica japonesa entre los coleccionistas y estudiantes occidentales.
Igual que ocurre con la fabricación de cerámica occidental en el siglo XXI, la de Japón está muy industrializada, y la mayoría de los productos son poco originales.
Sin embargo, en la actualidad continúa la tradición de la elaboración de cerámica japonesa en pequeños hornos privados.